Un nuevo golpe económico, y precisamente contra el sector agroalimentario de frutas y verduras español, uno de los principales soportes de la exportación nacional.
Un sector que ha contribuido decisivamente a estabilizar nuestra balanza comercial con el exterior y a mantener ingentes cantidades de empleo. Y todo por una contaminación de la que tal vez no seamos responsables. Pero el daño generalizado, a traves de las cancelaciones de pedidos y de la reluctancia de los consumidores germanos hacia los productos vegetales frescos en su conjunto, ya esta consumado. Costará años recuperar el prestigio perdido por la imprudente reacción de un puñado de irresponsables administrativos y politicos.
¿Y donde esta la ministra de Agricultura de España, la desteñida Rosa Aguilar, que debería haber impuesto un poco de cordura rebatiendo las conclusiones precipitadas? Ni se sabe ni se le espera. Apenas h improvisado unas desmayadas declarciones al igual que su secretario de estado de medio rural y agua. Estara disfrutando de las bromitas de Rub-al-kaba y su coro de socialistillos palmeros.
El escándalo de los pepinos
El ministerio de agricultura español, desfallecido
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